Llevo meses dando paseos por paginas webs, blogs, librerías
(virtuales y no), y ahí fuera hay mucho talento, mucha creatividad.
Yo hago lo mío en pequeña escala. Mi trabajo tiene una componente de
creatividad bastante elevada. Lástima que sea dirigido al mundo de la
publicidad, donde rigen otros patrones. Que le vamos a hacer.
Pero hay días que consigo hacer algo de lo que estoy orgulloso, y en
esos momentos consigo ser feliz.
La gente dice que soy inteligente. A veces muy listo. Pero a mi me
parece que no. Si lo fuera, con la fuerza de voluntad que tengo,
tendría que haber hecho algo muy bonito, algo relevante que gustase a
la gente porqué comunica emociones. Pero no es así. Me quedo en una
especie de mediocridad con ambiciones de algo mas grande que nunca
llega.
Y ahora que lo escribo me acuerdo de que un día manifestaba este tipo
de pensamientos a una antigua novia, y ella me contestó que yo no
hacía nada relevante, porqué no amaba de verdad. Lo mío es todo un
esfuerzo de inteligencia y voluntad, pero le falta pasión.
Touché.
Me dolió. Pero creo que tenía razón. Lo mío es el compromiso. Es
viajar en la seguridad. Es no dejar nunca que mi cuerpo sienta el
vértigo de no controlarlo todo.
¿Es esto algo que se pueda aprender?
Yo sigo con la mía de soltar constantemente preguntas, olvidándome
que a la gente no le gustan las preguntas, solo las respuestas.