Entrevista para la Clave
Elisabeth Iborra me envió por correo unas preguntas sobre "teatro en internet, y teatro virtual" a las que he intentado contestar de la siguiente manera:
¿Por qué casi desaparece en estas obras la figura del actor? ¿se le da más importancia a otros detalles que actúan como si fueran actores?
No desaparece, volverá a ser el centro. Así como lo que se cuenta volverá a ser lo único importante. La cuestión es que con los nuevos medios, nos volvemos todos un poco patosos, y antes de conseguir interiorizar la tecnología se cometen muchos ensayos/errores (fundamentales para aprender). Eso no quita que sea un proceso indispensable, de por sí ya muy interesante.
¿Qué recursos audiovisuales se pueden introducir, impensables en una obra convencional?
No hay limites. A nivél tecnológico ya se pueden proyectar hologramas, personajes en 3D absolutamente reales, juegos de espejos disparatados, ambientaciones virtuales, cyborgs, ampliaciones mecánicas del cuerpo... Todo vale mientras se consiga la emoción del público.
¿Qué ventajas e inconveniencias (de todo tipo, técnicas, económicas, artísticas, de distribución, de ganancias, etc) aporta al director el soporte web en comparación con la escenificación en un escenario normal?
Ventajas: si tienes dinero puedes llega a recrear todo tipo de escenarios fantástico, totalmente irreales y magnificos, en tiempo real con los que interactuar en directo.
Desventajas: el coste que supone disponer de tanta tecnología, la gestión, la frialdad de la pantalla... el perder las endorfinas y la adrenalina que se transmiten por el aire cuando estás en vivo y en directo (pero esto casi me da verguenza decirlo por lo obvio que es).
¿Para los actores, qué supone este cambio? Les exige cualidades distintas a las del teatro convencional?
Depende del proyecto. Si buscas algo tipo Matrix, los actores deben aprender a imaginar todos los escenarios y saberse mover en ellos sin tener referencia alguna (el espacio sería una habitación toda pintada de verde) y eso es muy complicado. Si quieres juntar actores de distintos lugares para que interactuen entre ellos, se vuelve todo bastante más estático, casi una videoconferencia, donde la intención en la voz y el acting vuelven a ser lo más importante (pero eliminamos casi el movimiento). Si quieres hacer cybervideodanzas, los bailarines tendrán que estár mirando constantemente a una pantalla para saber donde está su compañero en el espacio.
Para contestar de forma más sintetica: sí, exige más esfuerzo, sobre todo para reconstruir el espacio en su mente.
Y al espectador, ¿qué le aporta? Qué diferencias va a notar al ver la obra desde su PC?
Sigo contestando obviedades, pero bueno, ahí vamos: pues que puede ver la obra cuando quiere, cuando está más predispuesto para hacerlo.
En un espacio virtual tipo Second Life, el espectador puede llegar a interactuar con el actor. Y quizás, al ser a través de un avatar, se permitirá meterse mucho más dentro de la obra, llegando a modificarla con su presencia "virtual" (no hace falta decir que la gente, cuando no da la cara, es mucho más atrevida).
¿Está más obligado a participar en el proceso creativo, a imaginar cómo se vería en teatro o no tiene por qué hacerlo?
Creo que no. Esto trata de romper limites. No tendría sentido volverlos a poner, limitando el resultado de nuevo a un espacio de pocos metros cuadrados. El cyber teatro (por llamarlo de alguna manera) no es teatro, así como el cine no es fotografía. Es una manera más de comunicar emociones a los espectadores. Es algo nuevo. Si lo piensas simplemente como teatro pero en pantalla de PC, entonces estás destinado al fracaso, porque le quitas lo interesante que tiene el teatro y es que nunca se podrá repetir: el instante mágico.
¿ Al quedar el mensaje más difuso, queda completamente a su libre interpretación?
¿Por qué debería ser más difuso? ¿Quién lo dice? A veces puede ser mucho más concreto. En el teatro había 2 cosas que eran casi imposibles de reproducir manteniendo la verisimilitud: la muerte y el sexo. En el cine (cambio tecnológico) no hay casi película donde no veas alguien morirse, casi con demasiado detalles, o escenas bastante explicitas de relaciones sentimentales. Y en el cine, nadie muere y no se ejecuta ningún acto sexual (obviamente excluido el porno).
¿No puede resultar más aburrido a falta de la actividad que se trasmite del escenario a las butacas?
Claro, ahí está el desafio. Por eso que los experimentadores se pierden, porque hay que inventarse algo completamente nuevo que sea igualmente capaz de emocionar.
¿No se pierde bastante interacción?
Hoy puede ser. Pero el día de mañana, con proyectos similes a Second Life o a los videojuegos en red, es muy probable que no. Lo importante para el ser humano es socializar, juntarse, compartir, emocionarse y emocionar.
¿Por qué no hay apenas diálogos, sólo algún monólogo y, en cambio, bastante texto escrito, a diferencia del teatro?
Por lo dificil que és, de momento, interactuar con los demás interpretes o con las maquinas. Pero si miras a los experimentos de Stelarc y su nuevo proyecto de inteligencia artificial, el avatar que ha construido es capaz de contestarte de forma muy sagáz y divertida. Hace poco estuvo en Madrid, en la casa encendida y el público se rió muchísimo con el dialogo entre Stelarc y el avatar. Pero disfrutó más aún cuando fue el mismo público quien empezó a dialogar con el avatar.
¿Qué diferencia estas creaciones de un cortometraje?
Pues que se hacen si repetir tomas y en plano secuencia. Pero volvemos a lo mismo: si te refieres a un simple video de una obra de teatro, vamos hacia la reproducción técnica de algo que puede llegar a ser muy aburrido, porque se pierde el componente mágico de la presencia in situ. Entre un documento de una obra de teatro y el concierto de fin de año que pasan en TV no hay mucha diferencia. La diferencia está en contar con la tecnología para emocionar de una forma nueva.
¿Por qué internet como medio de difusión en una sociedad que tiende cada vez más al individualismo de encerrarse cada uno en su casa ante su ordenador? No temen que fomente más el aislamiento?
El aislamiento es un mito. Desde que hay socialnetworks, la gente comunica más y mejor, y siempre acaban encontrándose en la realidad. La diferencia es que escoges antes con quien quedar. Te es más fácil encontrar un circulo de amigos con intereses más parecidos a los tuyos, ya no tienes porque ir a llenar una discoteca cuando a ti lo que te interesa son los juegos de rol. No hablaría de aislamiento, sino de segmentación de la atención. Con la red es más fácil encontrar a tu círculo de amigos.
Es como con el teléfono móvil. Todo el mundo pensaba que aislarían a la gente pero la realidad es que los adolescentes lo utilizan para quedar, ligar y cuando se encuentran lo utilizan como reproductor de música, para enseñar fotos y vídeos y para jugar juntos.
Creamos tecnología para juntarnos, no para separarnos. Lo otro es ciencia ficción de genero, para asustarnos e indicarnos el camino.
El cuerpo es la gran metáfora: El cerebro (nuestra identidad) es el gran receptor de la realidad pero está completamente separado de ella. el cerebro accede a la realidad a través de artefactos como los ojos, el tacto... La tecnología lo único que hace es ampliar las formas en la que los "cerebros" pueden llegar a ponerse en contacto entre ellos.
¿Creen que puede ser una alternativa económicamente rentable al teatro tradicional?
Sí. Aunque no tenga ni idea del como: si tuviera claro el modelo de negocio, ya me habría echo rico.
¿Pueden llegar a ser competencia uno del otro o nada que ver? Quiero decir, prevén que en un futuro sería factible ver las obras que están en cartelera colgadas en la red?
Como documento, como objeto de memoria historica, ya lo están (o buena parte de ellas ya lo están en los archivos de los museos, de los teatros más avanzados y de las universidades).
¿Está en pañales todavía este tipo de obras o ya hay referentes y experiencias interesantes aparte de sobrenatural que merezca la pena destacar y consultar?
Hay proyectos muy interesantes, como el de Stelarc , o el proyecto Reverso de Jaime del Val. Los micro experimentos de Roger Bernat y Pedro Aznar de Hangar.
Pero también el trabajo de Antoni Abad, que no es nada escenico, pero sí abre un camino importante en la integración de la tecnología con la estética...
Y en el mundo angolsajón hay varios proyectos la mar de interesantes que integran videojuegos con tecnología y participación del expectador. Pienso en Gabe Sawhney y su Murmur, o Rachel Jacobs, o Jonah Brucker de la TISCH de la New York University... solo por decir los primeros nombres que me vienen en la cabeza, pero hay un montón de experimentos interesantes. Esto es sólo el principio. La realidad se virtualiza para buscar nuevas emociones.